miércoles, 22 de abril de 2009

CRÓNICA

TODOS LA USAMOS…
PERO A NADIE PARECE
IMPORTARLE SI ALGÚN
DÍA SE ACABARÁ


Aunque el tema del agua ocupa uno de los últimos lugares en la lista de preocupaciones de la mayoría, los especialistas advierten el acelerado deterioro de las fuentes del llamado “líquido vital”.

Como habitante del barrio América, sitio que me vio nacer y crecer hasta ser lo que soy hoy en día, este lindo lugar ha sido mi inspiración para retomar un tema tan importante como lo es la contaminación del Río otún, y es que actualmente se esta presentando una problemática ambiental, ya que vecinos poco concientes del daño que le crean al preciado liquido, ven al río como un botadero de basuras, como si fuera una esquina mas para tirar todo lo que les sobra.

Lo lindo y azul que era…

Mi abuelo, destacado por ser un líder en sus años de oro, me ha contado sus anécdotas de juventud, que han sido de gran importancia para rescatar la historia, aquella historia que los jóvenes pretenden no conocer, una historia que muestra lo agradable que era el río Otún en el pasado; investigando sobre esta historia he descubierto una vieja cartilla que titula: “Barrio América 50 años (1938-1988)” y en una parte del prólogo se puede leer: “ Cuando estamos próximos a cumplir 500 años desde que Cristóbal Colón pusiera sus plantas y besara estas tierras, un girón de ese gran continente,“Pereira” vera arribar a uno de sus mas populosos y caracterizados sectores a sus bodas de oro (50 años), me refiero al barrio América fruto de un abigarrado grupo de personas que con entusiasmo, ahínco y dedicación a golpes de esperanza hicieron de las indómitas laderas del río otún un caserío, hoy barrio amable, donde el calor de un aguardiente y el hijueputazo de un antioqueño se tejieron historias dignas de ser contadas. (Jesús María Diez Diez), director extensión cultural”; y es que para mi es de gran orgullo reconocer que el barrio ha logrado a través de los años grandes obras y logros, me da orgullo saber que los habitantes eran personas alegres y amables que disfrutaban de la compañía de los suyos con algo tan simple como un paseo de olla en el río otún….así es, en el río otún, hay donde se unen los barrios América y San Judas, hay donde el río otún era un lugar digno de disfrutar, donde los habitantes podían “tirar baño” y “recoger agua para el sancocho” sin el peligro de un químico, de contenidos de DDT, sin peligros de envenenarse por metales pesados y hasta donde se podía pescar sin ningún problema…

Los pobladores del barrio América que han vivido toda su vida en el sector, expresan la gran tristeza por ver lo que es hoy el río Otún, sienten desconsuelo de ver que el lugar donde realizaban sus actividades recreativas se viera reducido a un foco de contaminación y malos olores.

La triste y penosa realidad

Por efectos de la contaminación producida por una educación depredadora de la especie humana, quienes habitamos éste planeta, nos enfrentamos con una catástrofe irreversible: el envenenamiento del agua.

Luego de conocer la historia, de saber como se percibía la interacción del recurso hídrico-habitante, he sentido gran preocupación por ver como la sociedad moderna, en especial algunos vecinos del barrio han perdido el respeto por el lugar sagrado que le corresponde al agua en el ciclo de vida, y recordando aquellas agradables anécdotas de mi abuelo, al acercarme hoy día a la orilla del río Otún se desmoronan una a una esas imágenes de un río agradable, porque es imposible pensar que era un sitio lindo; y al pensar en responsables encontramos lo que nos ha dejado las generaciones pasadas y lo que hacen las actuales, porque todo se reduce a “decorar” lo orilla del Otún con basuras, a ver cantidad de residuos bajar lentamente por el río, como si fuera un instante que durara siglos porque se sabe que aquel objeto tardara años en descomponerse sin antes afectar el equilibrio ecológico.

El problema de conciencia ambiental es grave en el barrio, porque aunque las personas digan que el río hay que cuidarlo, en la practica son tan solo palabras hipócritas que pretenden mostrar una imagen que no existe, una imagen de buen ciudadano que se escuda en la frase bastante escuchada por mis oídos que dice: “Es que las industrias son las que hacen el verdadero daño, así que el día que el gobierno les prohíban arroja químicos al río, yo también dejaré de hacerlo”.


La responsabilidad que nos toca asumir

Como joven del lugar al que me siento unida de alma y corazón, donde me siento responsable de asumir una mirada crítica y constructiva del impacto al que estamos aportando como comunidad, considero que es urgente un cambio de costumbres dirigido a un nueva cultura ambiental que vele por la protección el río Otún, pero claro está, con el acompañamiento responsable de la Administración Pública para que se den verdaderos procesos de participación comunitaria en beneficio a un fin común: lograr el respeto que se merece nuestra importante cuenca dadora de vida.

Soy una persona que viene de una familia comprometida con el liderazgo en el barrio y como estudiante activa de la carrera Administración del Medio Ambiente es de vital importancia que lo que siento no quede sólo en el papel, que mi preocupación no quede en sólo críticas a los vecinos, así que pienso que integrarme al pequeño movimiento que se esta adelantando en la Comuna del río Otún llamado “Cuidadores del Medio Ambiente” sirva para aportar a la solución de nuestra cultura poco ambiental, para enseñarles a mis vecinos que no sólo se perdió espacios para la recreación, si no también que el daño ecológico que se está presentando es una alerta para no comenzar a cambiar cuando ya sea tarde.

Para culminar quiero compartir una frase que estaba en la carta del Jefe Seatle de la tribu Suwamish (Estados Unidos) en 1855 donde expresa que: “Los ríos son nuestro hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos... Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios”... No lo olvidemos.

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